Rosario Vázquez
Me llamo Rosario Vázquez y soy limpiadora desde hace más de 20 años.
Mi jornada comienza a las 7 de la mañana y desde ese momento comienzo a correr y a
resolver los problemas que se van presentando en cada centro de trabajo.
Cada centro tiene un tiempo determinado y para realizar bien las tareas me veo que, o me
organizo con la tarea, o no llego. Y si no llego, empleo un tiempo extra que nadie me
remunera. Toda la gente, tanto en comunidades de propietarios como en oficinas, está
constantemente revisando tu trabajo por lo que estás sometida a una presión continua. No
puedes fallar porque si lo haces y te equivocas ya no eres válida para el puesto, perjudicando
con ello a la empresa para la que trabajas. Hay ocasiones donde me encuentro con gente que
me menosprecia porque simplemente soy la limpiadora, se creen que están por encima de mí,
como si ellos tuvieran “mayor categoría” ¡tú limpias, yo no!. Y ante todo soy persona igual que
los demás y que en ocasiones tengo que sufrir y padecer la arrogancia de alguna gente. Para
colmo suele ocurrir, sobre todo en oficinas, que desaparece cualquier cosa, tenga valor o no,
siempre es la limpiadora quien se la lleva. Yo he tenido la suerte de que no me he visto en esta
situación pero sé de compañeras que están cansadas de este tipo de acusaciones.
Yo tuve que dedicarme a esta profesión por circunstancias del destino. Tras mi paso por la
Universidad y acabar una diplomatura, motivos personales me llevaron a dedicarme a esta
labor que, aunque no muchas, también tiene sus satisfacciones.
Si hay una característica que poseemos la limpiadora esa es la fortaleza. Hemos de ser fuertes,
tanto física (porque el trabajo así lo requiere) como psicológicamente (día a día te encuentras
con personas de diferentes maneras, formas de actuar y pensar distintas a la tuya. Esto
algunas veces cuesta sobrellevarlo).
La conciliación laboral y familiar es muy complicada para una limpiadora. Si necesitas llevar a
tu hijo al médico o asistir a una tutoría del colegio tienes que hacer “encajes de bolillos” para
poder acudir. Hay empresas que te apoyan y otras que no entienden ni de problemas
familiares que tienes que atender ni de otras circunstancias adversas; y cuando esto ocurre y
no encuentras el apoyo que necesitas te sientes mal, te sientes cosificada, no eres persona ni
para la empresa para la que trabajas.
Como decía anteriormente, has de ser fuerte psicológicamente, no sólo por el estrés que
ocasiona un trabajo a contrarreloj sino porque también has de dar apoyo y consejo (si se te
pide) a la chica de la oficina que ese día lo está pasando mal o al vecino de la comunidad que
se siente solo y haya en ti ese ratito de conversación con la que vencer esa soledad que le
agobia.
En el sector de la limpieza cada día aprendes algo nuevo y aunque no lo parezca es
enriquecedor. Tienes que ser humilde ya que el mero hecho de que lleve trabajando más de 20
años en el sector no quiere decir que sepa más que nadie. Se aprenden nuevas técnicas y a
utilizar productos nuevos que optimizan la tarea.
Pero si hay algo que he aprendido después de tantos años limpiando es a sonreír. Cada
mañana cuando comienza mi jornada de trabajo , sonrio , aunque el día anterior haya sido
nefasto o haya pasado una mala noche. De esta manera, hago sentir mejor a las personas que
están en mis centros de trabajo y yo, me siento mejor conmigo misma.
Mi lema es SI LA SONRISA REPRESENTA LA FELICIDAD TENGO QUE CONSEGUIR QUE LOS
QUE ESTÁN CONMIGO TAMBIÉN SEAN FELICES Y ASÍ TODO FUNCIONARÁ MUCHO MEJOR.